miércoles, 14 de junio de 2023

Far from the Madding Crowd (Lejos del mundanal ruido)


La fuerza sensitiva y paisajística de "Far from the Madding Crowd", la extraordinaria novela de Thomas Hardy, a través de la magia que supo imprimirle John Schlesinger, dio como resultado uno de los más bellos corolarios creativos entre el gran espectáculo (no siempre necesitado de excesiva etiqueta), y esa insinuación más sutil del concepto expresivo (lenguaje artístico) con que un director cinematográfico enraíza su calibradora personalidad a través de las imágenes cinematográficas, y mediante las cuales acaba por persuadirnos y fascinarnos (entre lo creíble y lo imaginario) cualquier estudio de personajes complejos y seductores, sea cual sea el ámbito en que se manifiesten.


El excelente florecimiento del cine británico en la década de los 60 no ignoró la importancia y el significado de los imperativos comerciales, pero trató también de superar la eterna antinomía entre lo que se pudiera considerar arte para minorías selectas y superespectáculo para grandes masas de paladar artístico algo tosco. Abrió así un nuevo capítulo (tan inesperado como el del incandescente "free cinema") en la historia del cine.




                      UN DIRECTOR DOCUMENTALISTA

[
John Richard Schlesinger, nacido en Londres, Reino Unido, el 16 de febrero de 1926-Fallecido en Los Ángeles, EE.UU, el 25 de julio de 2003 de accidente cerebrovascular a la edad de 77 años]
Había colaborado en la producción del documental "Terminus" que fue premiado con el "León de Oro" del "Festival Internacional de cine de Venecia" en 1962. Su cine (más próximo al indiscutible maestro David Lean), a partir de ahí, ignoraría los desplazamientos airados de Tony Richardson, o los vértigos existencialistas de Karel Reisz, a lo largo y a lo ancho de las pantallas del mundo. De Schlesinger siempre se dijo que era capaz de exponer cualquier relato en un tono rigurosamente documental, sazonándolo con ciertas concesiones a todo tipo de creatividad imaginativa. Ejemplos preclaros fueron "A Kind of Love" ("Esa clase de amor"), 1962, con con Alan Bates, Thora Hird, June Ritchie, Pat Keen, y James Bolam; "Darling", 1965, con  Julie Christie (que conseguiría el Oscar a la "Mejor Actriz Protagonista"), Dirk Bogarde, Laurence Harvey, Roland Curram, y Alex Scott.
"Billy Liar" ("Billy, el embustero"), 1963, con Tom Courtenay, Wilfred Pickles, Mona Washbourne, Ethel Griffies, Finlay Currie, y una aparición especial de Julie Christie. Y "Midnight Cowboy" ("Cowboy de medianoche"), con la que consiguió el Oscar al mejor director en 1969, interpretada por John Voight, Dustin Hoffman, y Silvia Miles. Y que, aunque carecían del tono iracundo o excéntrico de sus ya mencionados compatriotas, mantenían también lejanos principios testimoniales de amargura, frustración e impotencia.


                          


                                  CINE Y NATURALEZA

Pero su gran paleta cromática a través de la macropantalla fue una inteligente síntesis entre el cine de autor y el cine de consumo más representativo. Fue capaz de llegar al gran público sin renunciar por ello a esa su perspectiva tan personal, de cierta sedosidad melodramática, idónea para ofrecer una visión del mundo enfrentada a la fragilidad de la existencia, o del más preciado panorama de energías que impulsar pueden nuestra supervivencia inmediata, dotando a sus películas con un sello propio indiscutible, pleno de imágenes fascinantes (casi intuitivas impostaciones musicales) frente a escenarios tan suntuosos como podían ser los de la Naturaleza, o la culminación centelleante de los retorcidos espejos urbanísticos, elevando por ello el nivel documentalista hasta espectáculo de altura intelectual.
 
Fue, de igual forma, un eminente configurador de estructuras sociales, siempre desprovistas de la más mínima conciencia política, y demostró su gran capacidad al evidenciar, en este caso, esa dualidad entre la fragilidad y el ímpetu de nuestras actitudes interiores, por entre los que se mueven los ámbitos sensitivos, palpitantes, y la supremacía estética, paradisíaca, en que, por poner un ejemplo, se asentara la inmaculada obra de Thomas Hardy.  


              LITERATURA, ESCRUPULOSIDAD, ARMONÍA


                                WILL YOU MARRY ME?

Melancólicamente velada por su bellísima fidelidad literaria, prorrumpiría así, en esta versión cinematográfica de "Far from the Madding Crowd", la vitalidad artística y el impulso renovador de uno de las más discutidas y apasionantes propuestas cinematográficas europeas: la del nuevo cine  inglés frente a una remozada especie de "cine tebeo" arrebatador, díscolo, espectacular y telúrico, que parecía juguetear en la frescura de todo un mundo capaz de recibir y transpirar el mismo aroma substancioso y estremecido de los árboles, del agua, de los cielos y de las brisas. Y que participaban también de nuestros pensamientos, de la acomodación de los lenguajes, y de nuestras disposiciones sentimentalmente más recónditas, coincidentes en la vida de todo ser humano. Fue como si Schlesinger (íntimamente conexionado con Hardy) no pudiera contener su emoción ritual y estética, y nos ofreciera un sorbo de gracia (el mismo que inunda de añeja suntuosidad la novela), porque en el recóndito idioma del arte, entre las vedijas celestiales, tras el lujo solitario del escritor y del director cinematográfico, un nuevo Hacedor nos miraba con agrado.



El amor, que puede llegar a ser el más refinado ingenio de suplicio, le ofrecerá cierta felicidad perecedera, que Bethsabé Everdene no conocía, en la figura de Sgt. Frank Troy: "Las hermosas facciones del sargento aparecieron tan rígidas y severas al hablar con su joven reina... La pobre Bethsabé fue de mal en peor... Las mujeres como tú, aparte del amor, no tienen anhelo alguno. ¡Es tan constante la insensatez de los hombres! Y aunque puedan casarse con ellos, quedarán también entristecidas. Éste es mi sentir. Una mujer tan encantadora como tú, Bethsabé, difícilmente es un beneficio para su raza"
Schlesinger concilia así compromisos y devociones, y busca la aprobación del espectador al hablarnos de la vida cotidiana, mediatizada por un mundo rural, con finos parpadeos de inocencia y perplejidad. De la desmitificación de las heroínas y del desgaste interrogador, ávido, y otras veces celoso, de la carne litúrgica del varón. Y más allá de los excesos dialogados de la novela, sus grandiosos actores, incomparablemente entregados a su papel, unen sus destinos en una búsqueda compasiva, yo diría que hasta huérfana, del sentido auténtico de la vida. Todo ello entre una elegancia y una exquisitez que se extiende con tremenda fuerza entre sus impagables retratos cinematográficos, describiendo manifiestos tipismos folklóricos, la excentricidad funesta de algunos terratenientes, de labriegos y granjeros honestamente indentificados con el terruño, y ciertas intimidades perpetuadoras de las tradiciones, agudezas y dramas locales, entrañables y espléndidas, que inundan todos nuestros sentidos con una prebenda del más bello cine. Con la formulación visual y más melancólica de la poesía: "Troy abandonó a Bethsabé, y su ropa se encontró más tarde en el océano donde presumiblemente se ahogó"
 


"Far from the Madding Crowd" y la novela de Hardy lograrán situarse, a través de Schlesinger, entre las premisas de esa visión mejor entendida de la Naturaleza, pura melodía convertida en imagen, y que, integrada al incomparable paisaje inglés, ofrecer puede toda la riqueza de un mundo que, bajo las estrellas vigías del universo, consigue los más perfectos destellos del siempre complejo examen de nuestros comportamientos. Que nos emborracha cinematográficamente con el dulce néctar que destilar pueda cualquier crónica de nuestras cotidianeidades, cuando las preceden la claridad de una verdad incontrastable, y que narrada con el pulso firme de las fórmulas documentalistas, sean igualmente capaces de configurar las pautas sociales de una historia.

                          BETHSABÉ: THOMAS HARDY

"El aire alegre y el porte de la joven denotaban de manera indubitable que estaba satisfecha de la vida, sin ofender a nadie con esta presunción, y cualquiera que la viese se hubiera convencido de esta verdad... Sin echarle un velo de ninfa, cabe decir que la crítica no cae de propósito en nuestro caso, y contempla las proporciones del cuerpo de la joven con amplia conciencia de placer. De los contornos de la parte superior de su figura, se infiere que debía tener hermoso cuello y hombros, pero desde niña nadie se los había visto jamás. Si le hubieran puesto un traje descotado, seguramente se habría apresurado a esconder la cabeza en un matorral. Sin embargo, no era en modo alguno huraña ni esquiva, sino sencillamente, por instinto, trazaba la línea divisoria entre lo que se debe y lo que no se debe ver, mucho más alta de lo que se suele trazar en las ciudades..."

                BETHSABÉ EVERDENE: JULIE CHRISTIE

[Julie Frances Christie, nacida en Chabua, Assam, India {entonces parte del Raj inglés}, -hija de un operario británico radicado en una plantación de té- el 14 de abril de 1941]
 
Fue la más indiscutible musa del cine británico de los años 60 y 70. Exquisita y de una belleza excepcional, capaz de quebrantar toda convención genérica de la "vamp" hollywoodense. Sus destellos seductores nos fascinaron. Fue el dulce néctar de la excelsitud convertida en mujer. Dio nueva vida a los mecanismos míticos que corroboraron nuestra cinefilia más exaltada. Poseyó todo el potencial energético de la más bella poesía. Actriz genial, rupturista, y capaz de embelesarnos durante dos inolvidables décadas con la majestuosidad iconográfica de su encandiladora hondura dramática. Después de su grandiosa e irrepetible Lara (interpretación por la que permanecerá eternamente en la historia del Séptimo Arte) en la superproducción de David Lean, "Doctor Zhivago", consiguió un merecido Oscar por "Darling", sobresaliente exposición creativa de los múltiples matices artísticos que emergían de su personalidad enriquecedora.








Su grandeza artística enseñoreó el Séptimo Arte en films inolvidables como la futurista "Fahrenheit 451", 1966,  dirigida por François Truffaut con Oskar Werner, Cyril Cusack, Anton Diffring, y Jeremy Spenser; "Petulia", 1968, dirigida por Richard Lester con George C. Scott, Richard Chamberlain, Arthur Hill, y Shirley Knigh.
"The Go-Between" ("El mensajero"), 1971, de Joseph Losey, con Alan Bates. Margaret Leighton. Michael Redgrave y Dominic Guard. El western "Mr. Cabe & Mrs. Miller" ("Los vividores"), 1971, de Robert Altman, con Warren Beatty, Rene Auberjonois, William Devane, y Keith Carradine.


"Shampoo", 1975, dirigida por Hal Ashby, con Warren Beatty, Goldie Hawn, Lee Grant, y Tony Bill. "Heaven Can Wait" ("El cielo puede esperar"), 1978, de Warren Beatty y Buck Henry con Warren Beatty, Jack Warden, Dyan Cannon, y Charles Grodin.
"The Return of the Soldier" ("El retorno del soldado"), 1982, de Alan Bridges, con Glenda Jackson, Ann-Margret, y Alan Bates. "Heat and Dust" ("Oriente y Occidente"), 1983, dirigida por James Ivory, con Greta Scacchi, Julian Glover, y Susan Fleetwood.

"Power" ("Poder"), 1986, de Sidney Lumet, con Richard Gere, Gene Hackman, Kate Capshaw, y Denzel Washington. "Champagne Amer" ("Champán amargo"), 1986, de Rhida Behi y Henry Vart, con Jean Carmet, Patrick Bruel, Amidou y Ben Gazzara.
En la década de los 90, aparece en "Fools of Fortune" ("Tiempo de Ira"), 1990, de Pat O'Connor, con Mary Elizabeth Mastrantonio, Iain Glen, y Michael Kitchen, Tom Hickey; en la fantasía medieval "Dragonheart", 1996, dirigida por Rob Cohen, con Dennis Quaid, David Thewlis, Pete Postlethwaite, y Sean Connery.
La nueva versión de "Hamlet", 1996, de Kenneth Branagh, dirigida e interpretada por Branagh, con Derek Jacobi, Kate Winslet, y Richard Briers ."Afterglow", 1997, de Alan Rudolph con  Nick Nolte, Lara Flynn Boyle, Jonny Lee Miller, Jay Underwood.
 






Ya entrada en la década del 2000, aparece como actriz invitada en "Belphegor, Phantom of the Louvre" ("La máscara del faraón"), 2001, de Jean-Paul Salomé, con Sophie Marceau, Michel Serrault, y Frédéric Diefenthal. "No Such Thing", 2001, de Hal Hartley, con Sarah Polley, Robert John Bar, Helen Mirren y Bill Stage.
"Finding Neverland" ("Descubriendo Nunca Jamás"), 2004, [Drama basada en la vida de James Barrie, el autor de "Peter Pan"], de Marc Foster, con Johnny Depp, Kate Winslet, Freddie Highmore y Dustin Hoffman. "The Secret Life of Words" ("La vida secreta de las palabras"), 2005, de  Isabel Coixet, con Sarah Polley, Tim Robbins, Javier Cámara, y Sverre Anker Ousdal .

En 2011, aparece en "Red Riding Hood", dirigido por Catherine Hardwicke, con Virginia Madsen, y Lukas Haas. Y en 2012 "The Company You Keep" ("Pacto de silencio"), dirigida e interpretada por Robert Redford, con Shia LaBeouf, Nick Nolte, y Richard Jenkins


Bethsabé, retrato de tenacidad y optimismo. Joven huérfana que hereda una granja. Triunfo del coraje. Tres pasiones rigen su vida. Atrapada por las argucias del amor, caerá en las redes del atractivo más fructífero, Frank Troy: la super virilización del macho convencional, que esgrime su espada como vara misógina ante la imperativa necesidad de amar y ser amada de la mujer.

El hombre, una vez más, incurre en la necedad: este aventurero y jugador empedernido, amado por Bethsabé, jamás facilitará las cosas. Tras su explícito alegato "humillación frente al deseo", volverá para morir bajo el arrebato apasionado del terrateniente Boldwood, enamorado de Bethsabé.


 


Gabriel Oak, el asalariado granjero, ofrecerá una composición majestuosa al amor reencontrado de Bethsabé, en una bella escena final.


       PERSONAJES MATIZADOS Y EXTRAORDINARIOS

Bethsabé Everdene: Carisma definitivo, tan inolvidable como irrepetible, frente a la crueldad innecesaria, el abandono, la batalla por la supervivencia, y el más gratificante reencuentro con el verdadero amor, antes menospreciado. El valor más tangible, el más memorable, cercano y apegado a la heroína de Hardy.
                Gabriel Oak: un trazado humilde, atractivo y varonil, de conducta absolutamente sublime.

            Sgt. Francis "Frank" Troy: resolución impecable en su pasión por el riesgo, la mentira y la traición.
William Boldwood: veneración y prodigio entre ámbitos tan sensitivos como pueden ser los de la Naturaleza y el amor más apasionado.
¡¡Melodrama alado, turgente, perfecto, fascinante e imprescindible!!
R
ichard Rodney Bennet: elegancia musical, tridimensional, irresistible, que recorre los preciosos decorados naturales de la campiña anglosajona.