jueves, 12 de noviembre de 2020

The Devil is a Woman (El diablo es una mujer)

Josef von Sternberg
¡españolea majestuosamente!, y convierte a su musa Marlene Dietrich en Concha Pérez. ¡La mejor versión de "La femme et le pantin" ("La mujer y el pelele") de Pierre Louys (1870-1925), autor francés, casi desconocido, que no alcanzó la repercusión novelística de Prósper Mérimée (1803-1870) y su famosa "Carmen", pese a que ambos autores, adelantados inconformistas y excéntricos, se erigieran en el timorato siglo XIX (Louys vino al mundo el mismo año en que moría Mérimée) como polémicos defensores de la libertad sexual, y en esa posterior "guerra de sexos" contribuyeran al eficaz nacimiento de la "femme fatale"
 





La exultante, bellísima, jovial y frívola Concha Pérez -"Conchita"- Marlene Dietrich es un amenazante peligro sin resolver en Sevilla, dado que representa una auténtica tortura pasional en los temperamentales e insensatos deseos sexuales masculinos. El hechizo de su resplandeciente belleza convulsiona de agitación y de una desesperación devastadora a  los hombres que se avienen a aceptar el éxtasis, casi demoníaco, que proviene de la hermosa sevillana, cuando emocionalmente caen en sus redes provocadoras, pérfidas e interesadas, y ella se convierte en una auténtica tortura sexual.




Pues Concha se pertenece tan sólo a sí misma, y  pese a que su encanto peculiar inocula en sus amantes una pasión siniestra y próxima al crimen, jamás la intimidan, dado que opone al instinto de propiedad masculina con respecto a la hembra, una resistencia tumultuosamente dominante, fría y menospreciadora. Es una mujer tan libre como indiferente, que, aunque provoque los más salvajes instintos de rivalidad entre los hombres que la aman, jamás sorprenden ni atemorizan su sentido pragmático, de cruel indignidad, que la transforman en el más oscuro objeto de deseo.
 


Concha es un símbolo incuestionable de libertad y de materialismo vulgar. Y con total despreocupación, arrastra siempre a los hombres a una mortal proximidad de contacto carnal que nunca se produce, y a una intimidad peligrosa, siempre sin consumar, donde se dan cita el amor, el odio y hasta la muerte. La sevillana burlona y frívola, ante los incendios pasionales que se suscitan entre los varones, ejerce como mercancía de intercambio pero convirtiendo sus emociones en grotescas relaciones a las que conceder un trato destructivo como se haría con un pelele, convirtiendo todo encuentro con el sexo opuesto en vodevilescas amistades casuales y sin complicaciones.


 



Así, durante el carnaval de Sevilla, el acaudalado militar Captain Don Pascual Costelar-Lionel Atwill- locamente enamorado de Concha Pérez, que ha vivido una relación convulsa de furia y pasión con la joven sevillana, que casi lo ha arruinado con sus caprichos, haciéndole sufrir después todo tipo de desprecios y mentiras como una auténtica tortura sensual viviente, ya abandonado por Concha, parece estar cargando contra ella todo su rencor.
 
 
 
 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Don Pascual Costelar pone así, en guardia, a su amigo andaluz Antonio Galván- César Romero- que ha conocido y ha sido ya tentado por la diabólica mujer-, contra el comportamiento corruptor y la peligrosa indefensión con que la sutil malevolencia de Concha Pérez, consciente de su irresistible femineidad, envilece y destruye la hombría de sus enamorados. Y le conmina a que procure mantener la mayor distancia entre ellos, porque la belleza de Concha crea un intolerable confinamiento de todos los sentimientos más puros del hombre.
 
 

Él mismo ha sido un pelele sumido en la inmundicia de su romanticismo infantil por Concha y sugiere a Antonio que reflexione sobre la maldad de que hace gala la hermosa sevillana. Su belleza y frivolidad es malévola pero resulta imposible resistirsele.
 







Y que su voluntad demoníaca es tan penetrante que acabará por destruirle. Pero, pese a la abierta hostilidad mostrada por Don Pascual contra la bella sevillana, lo cierto es que Costelar sigue locamente enamorado de Conchita. Antonio, tras el carnaval queda prendido en el embrujo de la voluptuosa sevillana. Su belleza y frivolidad irresistible les llevará a enfrentarse en un duelo a muerte, del que Don Pascual Costelar sale herido.




 

                         

Concha y Antonio deciden huir de la justicia escapando a París. Pero Concha debe antes convencer al Gobernador de Sevilla Don Paquito- Edward Everett Horton- atrapado también en los encantos de Conchita para que, tras el duelo, libere de la prisión a Antonio y le dé un salvoconductos para ambos a fin de poder abandonar España. Don Paquito accede y Concha abandona satisfecha el Ayuntamiento.

El mecanismo fascinante y diabólico de la voluntad de Concha Pérez seguirá funcionando cuando decide visitar a su gran amante herido Don Pascual Costelar
 
 
                  Y Concha,  en el último momento, abandona, a Antonio Galván, cuando éste se halla en el tren rumbo a París.


 

Marlene nos asombra con su creación germano-andaluza. ¡Nunca fue más bella, enfundada en trajes de auténtico delirio! ¡Sus peinetas y sombreros apabullan! ¡Su rostro jamás fue mejor fotografiado! Es un film tan cautivador como delirante,  tan irrepetible como moderno. Un milagro cinematógrafico que a los cien años de su realización no ha envejecido ni un ápice. Sternberg, en realidad, concibió y parió a esa "Carmen" de Merimeé que tentó a muchos directores.









La copla : "Three Sweethearts Have I" en inglés, delirio con clavel reventón en peineta y lentejuelas, un placer de orgasmo. ¡¡Oirla para creerlo!! Únicamente Marlene Dietrich se pudo atrever a tanto. ¡Sternberg, hummm, la convirtió, pues, en la Afrodita de la copla! Folklore andaluz "made in Hollywood" para la eternidad. Habría que esperar a Rita Hayworth y su "Carmen" para volver a disfrutar tanto con las andaluzadas americanas.
 
 
 
 
 
 
 
 
 








 
 
La ironía y el sarcasmo dialogado como los mismos dioses. Nos recuerda a Bernard Shaw. La Dietrich es un recital de tics. Sus ojos y su rostro, en movimiento constante, nos hechizan. ¿La adoramos o la odiamos? (nos inclinamos más por la primera propuesta, pese a que Concha sea un auténtico bicho) Y cuando canta, en su flamencoide-english, ¡cómo no!, enloquece a todo el graderío. Oír nombres españoles en su boca: ¡un nuevo placer de dioses! Así que, Marlene Dietrich al Olimpo de cabeza! ¡En inglés, please!


La película fue un sonoro escándalo en la España del bienio conservador, por ser entendida como una españolada que mostraba con sus clichés una visión deformada del país y desprestigiaba a las fuerzas del orden nacionales. Fue prohibida e incluso ese gobierno de la República conservadora envió una queja oficial a los estudios de la "Paramount Pictures", exigiendo la destrucción de sus negativos. 


La acusación era absurda: Sternberg nunca había sido un realista, le preocupaban las historias dramáticas, el relato colorista, la iluminación contrastada; ese país es meramente una metáfora de lo desconocido, de las fronteras. Sin embargo, la "Paramount" se plegó ante semejantes amenazas, y el film desapareció del mercado. Sólo en 1959, con motivo de una retrospectiva de Sternberg, Marlene proporcionó una copia que tenía guardada, y así pudo recuperarse desde entonces hasta hoy.


[Nacida el 27 de diciembre de 1901 en "Leberstraße 65" -barrio de Rote Insel en Schöneberg, hoy distrito de Berlín- Fallecida en su piso de París el 6 de mayo de 1992 de insuficiencia renal a la edad de 90 años]

 

Marie Magdalene "Marlene" Dietrich era hija de Wilhelmina Elisabeth Josephine (de soltera Felsing), una acomodada familia de Berlín que poseía una empresa de joyería y relojería, y de Louis Erich Otto Dietrich, teniente de policía. Dietrich tenía una hermana, Elisabeth, un año mayor. Otto Dietrich murió en 1907.  Y Wilhelmina volvió a casarse en 1914 con el mejor amigo de su consorte fallecido, un aristocrático primer teniente de los Granaderos llamado Eduard von Losch que también moriría, en julio de 1916, a consecuencia de las graves heridas sufridas durante la Primera Guerra Mundial. Incomprensiblmente, durante sus dos años de marimonio, Von Losch rechazó conceder su apellido como padrastro a las dos niñas Dietrich. Por ello mismo, ante la postura intolerante de Von Losch, Wilhelmina Elisabeth Josephine jamás renunció al apellido del padre biólogico a sus hijas.
 

La pequeña Magdalene fue apodada familiarmente  "Lena" y "Lene". Y la actriz aseguró que a los 11 años ya había decidido combinar sus dos primeros nombres para formar definitivamente el nombre "Marlene". Entre 1907 a 1917 asistió, junto a su hermana, al colegio de niñas berlinés "Auguste-Viktoria", graduándose en 1918 en la "Victoria-Luise-Schule" (hoy convertido en  "Goethe-Gymnasium") en Berlín-Wilmersdorf. Estudió violín, aunque ya desde su adolescencia se sintió atraída por la actuación teatral. Una lesión en la muñeca le impediría convertirse en violinista de concierto. Contratada, no obstante, en 1922, para tocar el violín en una sencilla orquesta de foso para películas mudas en un cine de Berlín, fue despedida a las cuatro semanas.


Renunciando al mundo orquestal, entra a formar parte de un grupo de coristas que realizaba giras vodevilescas al estilo del, por aquel entonces, famoso "Girl-Cabarett", y del mundo de revistas (tipo "Ziegfeld Follies"), del empresario Rudolf Nelson en Berlín. Marlene se presentó a audiciones para poder ingresar en la academia de teatro del director y empresario Max Reinhardt. No consiguió el ingreso, pero, sin embargo, pronto se encontró trabajando en sus teatros como corista e interpretando pequeños papeles en dramas. 

En 1923 aparece por primera vez en la pantalla en un papel insignificante en "Der kleine Napoleon" ("El pequeño Napoleón") de Georg Jacoby, como la joven  Kathrin, junto a Paul Heidemann que interpretaba a Jérôme Bonaparte y a Egon von Hagen como Napoleón Bonaparte. Cuando interviene en "Tragödie del Liebe" ("Tragedia de amor"), también de 1923, dirigida por Joe May, junto al famoso Emil Jannings.


En el plató de rodaje conoce a Rudolf Sieber  con quien se casaría en una ceremonia civil en Berlín el 17 de mayo de 1923. Su única hija Maria Elisabeth Sieber nació el 13 de diciembre de 1924.

 

Durante toda esta década de 1920 la joven recién casada  Dietrich compaginó su trabajo cinematográfico con el teatro, unas  veces en Viena y otras en Berlín. En el escenario, tuvo papeles de diversa importancia en "Die Büchse der Pandora" ("La caja de Pandora"), de Frank Wedekind, "Der Widerspenstigen Zähmung" ("La fierecilla domada") y "Der Widerspenstigen Zähmung" ("El sueño de una noche de verano") de William Shakespeare, así como "Zurück zu Methusalah" ("Volver a Matusalén") y "Mesalliance" ("Casamiento desigual"), ambas de  George Bernard Shaw.
 
 

Sin embargo, fue en musicales y revistas estilo Broadway como "Es Liegt in der Luft" ("Está en el aire") y "Zwei Krawatten" ("Dos lazos") donde se convirtió en un pequeño mito como cantante y bailarina. A final de la década, Dietrich también desempeñó ya algunos papeles cinematográficos más importantes en la pantalla muda, "Café Elektric", 1927, film austriaco de Gustav Uciky, y en Alemania "Ich küsse  Hand, Madame" ("Beso su mano, Madame"), de  Robert Land, ambas de 1928, y "Das Schiff der verlorenen Menschen" ("El barco de las almas perdidas") 1929, de Maurice Tourneur
 
 
 


 



 
 

 

 

 

 

 

 

Su gran oportunidad para alcanzar la gran cota de estrellato que tanto esperaba le llegó con su papel de Lola Lola,  una cantante de cabaret que causaba la destrucción moral y social de un pobre maestro de escuela hasta entonces respetable (interpretado por la gran estrella masculina del cine alemán Emil Jannings), en la producción de la "UFA" de  "Der Blaue Engel" ("El ángel azul"), 1930, filmada en los estudios de cine de "Babelsberg". y dirigida por el que se convertiría en su mentor indiscutible Josef von Sternberg, a quien, posteriormente, se atribuyó el mérito de haber "descubierto" a la auténtica y mítica, a partir de entonces, Marlene Dietrich. La película presentó La canción insignia de Dietrich en la película fue "Ich bin von Kopf bis Fuß auf Liebe eingestellt" ("Falling in Love Again-Can't Help it"), que grabó para "Electrola" y luego hizo más grabaciones en la década de 1930 para "Polydor" y "Decca Records".


 
 

En 1929, gracias al grandiso éxito internacional de "Der Blaue Engel", el traslado de actriz y director a Hollywood no se hizo esperar, y ya instalados en los Estados Unidos bajo contrato con "Paramount Pictures", la distribuidora hollywoodense comercializa a Marlene Dietrich como una soñada respuesta alemana a la estrella sueca de "Metro-Goldwyn-Mayer" Greta Garbo. Josef von Sternberg prodigó a su gran descubrimiento estelar femenino con regalos del calibre de un "Rolls-Royce Phantom II" verde, que aparecería en su primera película estadounidense "Morocco" ("Marruecos"), 1930, que la Dietrich interpretaría junto a Gary Cooper y Adolphe Menjou. La película se basó en una novela Amy Jolly (como destacaron los créditos: "De la obra "Amy Jolly'") y adaptada por Jules Furthman. Durante la guerra del Rif, en Marruecos, una cantante de cabaret y un legionario  se enamoran. La relación se complica porque el legionario es un  mujeriego, y además aparece un hombre rico que también está enamorado de la joven. Pero cuando la legión parte, ella decide partir al lado de su legionario.


(La película es más famosa por la escena en la que Dietrich interpreta una canción vestida con un frac de hombre y besa a otra mujer, todo ello bastante escandaloso para la época)
 
 

"Morocco" fue nominada a cuatro premios de la Academia en las categorías de "Mejor Actriz Principal" Marlene Dietrich, "Mejor Dirección Artística", "Mejor Fotografía" y "Mejor Director" Josef von Sternberg. Y en 1992 fue seleccionada para su conservación en el "National Film Registry" ("Registro Nacional de Cine") de los Estados Unidos por la "Library of Congress" ("Biblioteca del Congreso") por ser "cultural, histórica y estéticamente significativa". 



Tras el gran éxito de "Morocco", Josef von Sternberg prepara a la Dietrich para convertirla en espía tipo Mata Hari en "Dishonored" ("Fatalidad"), 1931, film de menor calado, junto a  Victor McLaglen, Gustav von Seyffertitz, Warner Oland y Lew Cody,  pero que contrastaría admirablemente con la inocua "Mata Hari" de Greta Garbo rodada también ese mismo año, y dirigida por un director casi desconocido de la industria hollywoodense llamado George Fitzmaurice.



Pero en 1932 el gran tandem Sternberg-Dietrich vuelve a iluminar la pantalla grande con la fascinante aventura de "Shanghai Express" ("El expreso de Shanghai"), con un gran reparto compuesto por Clive Brook, Warner Oland, Anna May Wong y Eugene Pallette. El film fue apodado por la crítica "Grand Hotel on wheels" ("Gran Hotel sobre ruedas"), y se convirtió en  el mayor éxito de taquilla de 1932 de von Sternberg y Dietrich. Una elegantísima y famosa aventurera Lily, es abandonada por el capitán Donal Harvey.  Pero la situación se calienta cuando estos ex amantes se encuentran en el tren camino de Shanghai. Compartirán sitio con un grupo de pasajeros de distintas nacionalidades y clases incluido un comerciante muy sospechoso rechazado por la bella Lily. Cuando el tren es asaltado por rebeldes chinos el capitán Harvey se convierte en rehén de los revolucionarios. Y el comerciante enamorado de Lily se desenmascara. Es el líder de los rebeldes. Ahora Lily no dudará en entregarse a sus proposiciones con la condición de que deje en libertad a Harvey, el hombre al que siempre ha amado. La gran belleza de la Dietrich (esplendorosa hasta el desmayo y exquisitamente peinada) y  los encuentros con Harvey en este expreso "Grand Hotel", con sensual olor a cerrado, convierten el film en una especie de relación viciosa, increiblemente moderna y por completo apasionante.


 









"Blonde Venus" ("La venus rubia"), 1932, se convierte en la siguiente colaboración entre la actriz y su genial mentor. Con ella intervienen Herbert Marshall, Cary Grant, Dickie Moore y Gene Morgan. El molde más romántico y hogareño hace su presencia en la parte inicial  del film, donde una modélica madre y esposa enamorada subvierten agradeciblemente, por primera vez, la imagen cautivadora de la Dietrich. 

 




En realidad, Helen, casada con Edward Faraday, un abnegado científico muy entregado a su trabajo, pero cuya situación económica es poco acomodada, había sido cantante de cabaret. Durante un viaje a Alemania, Edward enferma de gravedad debido a sus investigaciones. Su cura exige un costoso tratamiento imposible de pagar por el poco boyante matrimonio. Y Helen, a escondidas de su marido, decide volver a su antiguo trabajo de cabaret con la única idea de sufragar los gastos para el tratamiento del enfermo. Edward se recupera, pero cuando descubre que Helen ha trabajado de nuevo como cantante, decide separarse de ella y arebatarle la custodia de su hijo, el pequeño Johnny. Helen, desesperada huye con su hijo en condiciones adversas. Finalmente, obligada a separarse del niño, se traslada a París con el dandy Nick Townsend, donde retoma las actuaciones con enorme éxito. Pero cuando decide volver con Nick a los EE.UU., Helen no podrá resistir la necesidad de reunirse con su familia (un clásico "happy-end" impuesto por "Paramount") Dietrich se permite componer un personaje atormentado, sin echar mano del "overacting" tan acusado de la época. Se adentra en la senda del melodrama, y es capaz de dejarnos disfrutar de nuevo de la fascinación y hermosura de su tiempo de cabaret, pero para sugerirnos también, de forma asombrosa, una contención tierna y estremecedora sobre el dolor femenino más encubierto en su faceta de madre a quien se le arrebata inmerecidamente un hijo



El no menos prestigioso director cinematográfico norteamericano Rouben Mamoulian eligió a Marlene Dietrich para su drama romántico "The Song of Songs" ("El cantar de los cantares"), de 1933, que interpretaría junto a Brian Aherne y Lionel Atwill. La historia de una pobre e ingenua  campesina alemana llamada Lily que se traslada a Berlín y allí conoce a un escultor famoso, Richard Waldow, que la convierte en su musa al esculpir una imagen desnuda de ella. Pero, al mismo tiempo, Lily se enamora del escultor que la abandona por miedo al compromiso. Lily se casa entonces con uno de los clientes adinerados de Richard, el barón von Merzbach. Al final de la historia, Lily y Richard se reencuentran después de que Lily lucha consigo misma en un viaje personal hacia el recuerdo y el deseo de recuperar la pasión perdida.  Esta versión particular de la película se basó en la novela de 1908 de Hermann Sudermann "Das Hohe Lied". Fue la primera vez en tres años que la Dietrich no trabajó  con Sternberg, que preparaba ya su próxima película con ella "The Scarlet Empress" ("La emperatriz escarlata", también conocida por "Capricho Imperial"). "The Song of Songs" no resultó demasiado brillante, un melodrama romántico algo disparatado, que, en realidad, parecía exigir la conveniencia de que la Dietrich realzara y definiera de nuevo su mejor  potencial erótico y expresivo en manos de su gran mentor Sternberg.


Finalmente, "The Scarlet Empress" ("Capricho imperial") verá la luz en 1934, de nuevo con Sternberg y coprotagonizada por el atractivo John Lodge [que abandonaría el cine por la política a partir de 1940, y fue el "79th Gobernador de Connecticut" entre 1951 y 1955, además de "Embajador de los Estados Unidos" en España, Argentina y Suiza], y por Louise Dresser, C. Aubrey Smith, Sam Jaffe y la aparición en la pantalla por primera y última vez de Maria Riva, hija de la Dietrich, en el papel de Sophie, la futura emperatriz niña. Fue una de las más estilizadas colaboraciones del famoso tandem. Una especie de vodevil histórico, malicioso, ameno, efectivo, y realzador del aplomo sensual de la Dietrich. En definitiva, un suntuoso festival de dirección artística por parte de Sternberg. La Princesa Sophie Friederike Auguste von Anhalt-Zerbst-Dornburg, que más tarde se convertiría en la emperatriz "Catherine II" de Rusia, es llevada a aquel país por el Conde Alexei Razumovsky a instancias de la Emperatriz  Elizaveta Petrovna para casarse con su sobrino, el Gran Duque Peter. La dominante Elizaveta cambia el nombre de Sophie por el de Catherine, y exige repetidamente que la nueva novia produzca un heredero varón al trono. Esto es imposible, porque Peter está algo idiotizado y jamás se acerca a su esposa después de su noche de bodas. Pasa todo su tiempo con su amante, o sus soldados de juguete, o sus soldados vivos. Al mismo tiempo, Alexei persigue a Catherine sin descanso, aunque sin éxito excepto por un beso rápido en un granero una semana después de la boda. En una la cena, intenta pasarle una nota a Catherine, suplicándole unos preciosos segundos con ella, pero la Petrovna la intercepta, advirtiendo a la joven que Alexei es un rompecorazones mujeriego. Finalmente, tras muchas peripecias e intrigas palaciegas, Catherine se convertirá en Emperatriz de Rusia. 


De "The Devil is a Woman" ("El diablo es una mujer"), de 1935, última colaboración con Sternberg, Marlene Dietrich aseveraría más tarde que en esta película estuvo en su momento más hermoso.