La exultante, bellísima, jovial y frívola Concha Pérez -"Conchita"- Marlene Dietrich es un amenazante peligro sin resolver en Sevilla, dado que representa una auténtica tortura pasional en los temperamentales e insensatos deseos sexuales masculinos. El hechizo de su resplandeciente belleza convulsiona de agitación y de una desesperación devastadora a los hombres que se avienen a aceptar el éxtasis, casi demoníaco, que proviene de la hermosa sevillana, cuando emocionalmente caen en sus redes provocadoras, pérfidas e interesadas, y ella se convierte en una auténtica tortura sexual.
Pues Concha se pertenece tan sólo a sí misma, y pese a que su encanto peculiar inocula en sus amantes una pasión siniestra y próxima al crimen, jamás la intimidan, dado que opone al instinto de propiedad masculina con respecto a la hembra, una resistencia tumultuosamente dominante, fría y menospreciadora. Es una mujer tan libre como indiferente, que, aunque provoque los más salvajes instintos de rivalidad entre los hombres que la aman, jamás sorprenden ni atemorizan su sentido pragmático, de cruel indignidad, que la transforman en el más oscuro objeto de deseo.
Concha es un símbolo incuestionable de libertad y de materialismo vulgar. Y con total despreocupación, arrastra siempre a los hombres a una mortal proximidad de contacto carnal que nunca se produce, y a una intimidad peligrosa, siempre sin consumar, donde se dan cita el amor, el odio y hasta la muerte. La sevillana burlona y frívola, ante los incendios pasionales que se suscitan entre los varones, ejerce como mercancía de intercambio pero convirtiendo sus emociones en grotescas relaciones a las que conceder un trato destructivo como se haría con un pelele, convirtiendo todo encuentro con el sexo opuesto en vodevilescas amistades casuales y sin complicaciones.
Así, durante el carnaval de Sevilla, el acaudalado militar Captain Don Pascual Costelar-Lionel Atwill- locamente enamorado de Concha Pérez, que ha vivido una relación convulsa de furia y pasión con la joven sevillana, que casi lo ha arruinado con sus caprichos, haciéndole sufrir después todo tipo de desprecios y mentiras como una auténtica tortura sensual viviente, ya abandonado por Concha, parece estar cargando contra ella todo su rencor.
Él mismo ha sido un pelele sumido en la inmundicia de su romanticismo infantil por Concha y sugiere a Antonio que reflexione sobre la maldad de que hace gala la hermosa sevillana. Su belleza y frivolidad es malévola pero resulta imposible resistirsele.
Y que su voluntad demoníaca es tan penetrante que acabará por destruirle. Pero, pese a la abierta hostilidad mostrada por Don Pascual contra la bella sevillana, lo cierto es que Costelar sigue locamente enamorado de Conchita. Antonio, tras el carnaval queda prendido en el embrujo de la voluptuosa sevillana. Su belleza y frivolidad irresistible les llevará a enfrentarse en un duelo a muerte, del que Don Pascual Costelar sale herido.
Concha y Antonio deciden huir de la justicia escapando a París. Pero Concha debe antes convencer al Gobernador de Sevilla Don Paquito- Edward Everett Horton- atrapado también en los encantos de Conchita para que, tras el duelo, libere de la prisión a Antonio y le dé un salvoconductos para ambos a fin de poder abandonar España. Don Paquito accede y Concha abandona satisfecha el Ayuntamiento.
Marlene nos asombra con su creación germano-andaluza. ¡Nunca fue más bella, enfundada en trajes de auténtico delirio! ¡Sus peinetas y sombreros apabullan! ¡Su rostro jamás fue mejor fotografiado! Es un film tan cautivador como delirante, tan irrepetible como moderno. Un milagro cinematógrafico que a los cien años de su realización no ha envejecido ni un ápice. Sternberg, en realidad, concibió y parió a esa "Carmen" de Merimeé que tentó a muchos directores.
La copla : "Three Sweethearts Have I" en inglés, delirio con clavel reventón en peineta y lentejuelas, un placer de orgasmo. ¡¡Oirla para creerlo!! Únicamente Marlene Dietrich se pudo atrever a tanto. ¡Sternberg, hummm, la convirtió, pues, en la Afrodita de la copla! Folklore andaluz "made in Hollywood" para la eternidad. Habría que esperar a Rita Hayworth y su "Carmen" para volver a disfrutar tanto con las andaluzadas americanas.
La película fue un sonoro escándalo en la España del bienio conservador, por ser entendida como una españolada que mostraba con sus clichés una visión deformada del país y desprestigiaba a las fuerzas del orden nacionales. Fue prohibida e incluso ese gobierno de la República conservadora envió una queja oficial a los estudios de la "Paramount Pictures", exigiendo la destrucción de sus negativos.
La acusación era absurda: Sternberg nunca había sido un realista, le preocupaban las historias dramáticas, el relato colorista, la iluminación contrastada; ese país es meramente una metáfora de lo desconocido, de las fronteras. Sin embargo, la "Paramount" se plegó ante semejantes amenazas, y el film desapareció del mercado. Sólo en 1959, con motivo de una retrospectiva de Sternberg, Marlene proporcionó una copia que tenía guardada, y así pudo recuperarse desde entonces hasta hoy.
[Nacida el 27 de diciembre
de 1901 en "Leberstraße 65" -barrio de Rote Insel en Schöneberg, hoy distrito de Berlín- Fallecida en su piso de París el 6 de mayo de 1992 de insuficiencia renal a la edad de 90 años]
Marie Magdalene "Marlene" Dietrich era hija de Wilhelmina Elisabeth Josephine (de soltera Felsing), una acomodada familia de Berlín que poseía una empresa de joyería y relojería, y de Louis Erich Otto Dietrich, teniente de policía. Dietrich tenía una hermana, Elisabeth, un año mayor. Otto Dietrich murió en 1907. Y Wilhelmina volvió a casarse en 1914 con el mejor amigo de su consorte fallecido, un aristocrático primer teniente de los Granaderos llamado Eduard von Losch que también moriría, en julio de 1916, a consecuencia de las graves heridas sufridas durante la Primera Guerra Mundial. Incomprensiblmente, durante sus dos años de marimonio, Von Losch rechazó conceder su apellido como padrastro a las dos niñas Dietrich. Por ello mismo, ante la postura intolerante de Von Losch, Wilhelmina Elisabeth Josephine jamás renunció al apellido del padre biólogico a sus hijas.
La pequeña Magdalene fue apodada familiarmente "Lena" y "Lene". Y la actriz aseguró que a los 11 años ya había decidido combinar sus dos primeros nombres para formar definitivamente el nombre "Marlene". Entre 1907 a 1917 asistió, junto a su hermana, al colegio de niñas berlinés "Auguste-Viktoria", graduándose en 1918 en la "Victoria-Luise-Schule" (hoy convertido en "Goethe-Gymnasium") en Berlín-Wilmersdorf. Estudió violín, aunque ya desde su adolescencia se sintió atraída por la actuación teatral. Una lesión en la muñeca le impediría convertirse en violinista de concierto. Contratada, no obstante, en 1922, para tocar el violín en una sencilla orquesta de foso para películas mudas en un cine de Berlín, fue despedida a las cuatro semanas.
Renunciando al mundo orquestal, entra a formar parte de un grupo de coristas que realizaba giras vodevilescas al estilo del, por aquel entonces, famoso "Girl-Cabarett", y del mundo de revistas (tipo "Ziegfeld Follies"), del empresario Rudolf Nelson en Berlín. Marlene se presentó a audiciones para poder ingresar en la academia de teatro del director y empresario Max Reinhardt. No consiguió el ingreso, pero, sin embargo, pronto se encontró trabajando en sus teatros como corista e interpretando pequeños papeles en dramas.
En 1923 aparece por primera vez en la pantalla en un papel insignificante en "Der kleine Napoleon" ("El pequeño Napoleón") de Georg Jacoby, como la joven Kathrin, junto a Paul Heidemann que interpretaba a Jérôme Bonaparte y a Egon von Hagen como Napoleón Bonaparte. Cuando interviene en "Tragödie del Liebe" ("Tragedia de amor"), también de 1923, dirigida por Joe May, junto al famoso Emil Jannings.
En el plató de rodaje conoce a Rudolf Sieber con quien se casaría en una ceremonia civil en Berlín el 17 de mayo de 1923. Su única hija Maria Elisabeth Sieber nació el 13 de diciembre de 1924.
Durante toda esta década de 1920 la joven recién casada Dietrich compaginó su trabajo cinematográfico con el teatro, unas veces en Viena y otras en Berlín. En el escenario, tuvo papeles de diversa importancia en "Die Büchse der Pandora" ("La caja de Pandora"), de Frank Wedekind, "Der Widerspenstigen Zähmung" ("La fierecilla domada") y "Der Widerspenstigen Zähmung" ("El sueño de una noche de verano") de William Shakespeare, así como "Zurück zu Methusalah" ("Volver a Matusalén") y "Mesalliance" ("Casamiento desigual"), ambas de George Bernard Shaw.
Sin embargo, fue en musicales y revistas estilo Broadway como "Es Liegt in der Luft" ("Está en el aire") y "Zwei Krawatten" ("Dos lazos") donde se convirtió en un pequeño mito como cantante y bailarina. A final de la década, Dietrich también desempeñó ya algunos papeles cinematográficos más importantes en la pantalla muda, "Café Elektric", 1927, film austriaco de Gustav Uciky, y en Alemania "Ich küsse Hand, Madame" ("Beso su mano, Madame"), de Robert Land, ambas de 1928, y "Das Schiff der verlorenen Menschen" ("El barco de las almas perdidas") 1929, de Maurice Tourneur.
Su gran oportunidad para alcanzar la gran cota de estrellato que tanto esperaba le llegó con su papel de Lola Lola, una cantante de cabaret que causaba la destrucción moral y social de un pobre maestro de escuela hasta entonces respetable (interpretado por la gran estrella masculina del cine alemán Emil Jannings), en la producción de la "UFA" de "Der Blaue Engel" ("El ángel azul"), 1930, filmada en los estudios de cine de "Babelsberg". y dirigida por el que se convertiría en su mentor indiscutible Josef von Sternberg, a quien, posteriormente, se atribuyó el mérito de haber "descubierto" a la auténtica y mítica, a partir de entonces, Marlene Dietrich. La película presentó La canción insignia de Dietrich en la película fue "Ich bin von Kopf bis Fuß auf Liebe eingestellt" ("Falling in Love Again-Can't Help it"), que grabó para "Electrola" y luego hizo más grabaciones en la década de 1930 para "Polydor" y "Decca Records".
En 1929, gracias al grandiso éxito internacional de "Der Blaue Engel", el traslado de actriz y director a Hollywood no se hizo esperar, y ya instalados en los Estados Unidos bajo contrato con "Paramount Pictures", la distribuidora hollywoodense comercializa a Marlene Dietrich como una soñada respuesta alemana a la estrella sueca de "Metro-Goldwyn-Mayer" Greta Garbo. Josef von Sternberg prodigó a su gran descubrimiento estelar femenino con regalos del calibre de un "Rolls-Royce Phantom II" verde, que aparecería en su primera película estadounidense "Morocco" ("Marruecos"), 1930, que la Dietrich interpretaría junto a Gary Cooper y Adolphe Menjou. La película se basó en una novela Amy Jolly (como destacaron los créditos: "De la obra "Amy Jolly'") y adaptada por Jules Furthman. Durante la guerra del Rif, en Marruecos, una cantante de cabaret y un legionario se enamoran. La relación se complica porque el legionario es un mujeriego, y además aparece un hombre rico que también está enamorado de la joven. Pero cuando la legión parte, ella decide partir al lado de su legionario.
(La película es más famosa por la escena en la que Dietrich interpreta una canción vestida con un frac de hombre y besa a otra mujer, todo ello bastante escandaloso para la época)
"Morocco" fue nominada a cuatro premios de la Academia en las categorías de "Mejor Actriz Principal" Marlene Dietrich, "Mejor Dirección Artística", "Mejor Fotografía" y "Mejor Director" Josef von Sternberg. Y en 1992 fue seleccionada para su conservación en el "National Film Registry" ("Registro Nacional de Cine") de los Estados Unidos por la "Library of Congress" ("Biblioteca del Congreso") por ser "cultural, histórica y estéticamente significativa".
En realidad, Helen, casada con Edward Faraday, un abnegado científico muy entregado a su trabajo, pero cuya situación económica es poco acomodada, había sido cantante de cabaret. Durante un viaje a Alemania,
Edward enferma de gravedad debido a sus investigaciones. Su cura exige un costoso tratamiento imposible de pagar por el poco boyante matrimonio. Y Helen, a escondidas de su marido, decide volver a su antiguo trabajo de cabaret con la única idea de sufragar los gastos para el tratamiento del enfermo. Edward se recupera, pero cuando descubre que Helen ha trabajado de nuevo como cantante, decide separarse de ella y arebatarle la custodia de su hijo, el pequeño Johnny. Helen, desesperada huye con su hijo en condiciones adversas. Finalmente, obligada a separarse del niño, se traslada a París con el dandy Nick Townsend, donde retoma las actuaciones con enorme éxito. Pero cuando decide volver con Nick a los EE.UU., Helen no podrá
resistir la necesidad de reunirse con su familia (un clásico "happy-end" impuesto por "Paramount") Dietrich se permite componer un personaje atormentado, sin echar mano del "overacting" tan acusado de la época. Se adentra en la senda del melodrama, y es capaz de dejarnos disfrutar de nuevo de la fascinación y hermosura de su tiempo de cabaret, pero para sugerirnos también, de forma asombrosa, una contención tierna y estremecedora sobre el dolor femenino más encubierto en su faceta de madre a quien se le arrebata inmerecidamente un hijo